A veces, el único camino hacia la innovación es a través de la destrucción…
Cuando era adolescente, los Oscar eran mi Copa Stanley y la Serie Mundial combinadas. Fueron más que emocionantes, no emocionantes el Super Bowl o las Finales de la NBA, ya que tenían muchos lugares aburridos, pero, en la medida en que no podía dormir por miedo a perderme quién ganaría. Ahora a nadie parece importarle en absoluto las películas, y mucho menos los Oscar. Si vamos a salvar lo primero, ¿realmente todavía necesitamos lo segundo? ¿Podría ser que lo mismo que una vez se construyó para promoverlos ahora sea parcialmente culpable del virus que está infectando nuestro amor?
Si los Oscar tienen la culpa de que parte de la mala sangre infecte al cine, ¿quién tiene la culpa de que los Oscar se infecten en primer lugar? Cuando se trata de audiencia, todos los espectáculos de premios han estado en caída libre por un tiempo, y no es solo porque los programas en sí mismos no son tan atractivos, esa es la causa. Hemos arruinado todas las herramientas que hacen que las películas sean relevantes y divertidas. Pósters, tráileres, fotos, publicidad: una vez me encantó hasta el último fragmento. Cada herramienta puede ser una obra de arte; sólo necesita comunicarse con amor por la cosa misma. Mostrar la diversión inherente al producto enciende una chispa en todos nosotros, pero mostrar la venta abarata todo nuestro esfuerzo. Los premios Oscar, como todas las herramientas de marketing de nuestra industria ahora, simplemente se despojan descaradamente de dólares y adoración. Simplemente no es cómo debería cantarse la canción. Cuando pienso en los Oscar ahora, pienso en Harvey Weinstein y eso es un desencadenante para todos.
Sí, incluso si me beneficié del renovado interés de la industria en el llamado cine de prestigio, voy a culpar a Harvey por parte del problema que tengo ahora con los Oscar. ¿Por qué? porque eso es fácil. ‘Nuf dijo. No, de verdad, él tiene la culpa. Mostró cómo se puede inyectar una tonelada de dinero en las campañas de fin de año, y comprar su camino en la conversación cultural, y tal vez solo tal vez recuperar parte de ese dinero con toda la concienciación, e incluso si no lo hace recuperar, demostró cómo tiene un efecto de volante en el sentido de que cuanto más gastas, más personas querrán trabajar contigo para que ellos también puedan disfrutar de una campaña de este tipo (¡incluso cuando eres un monstruo horrible!). Y tenía razón. EZPZ. Así que fue copiado (al menos en la táctica de la carrera de premios). Y luego copiado de nuevo. Sé que tenía esa página en mi documento de estrategia; todos lo hicimos. Y lo siguiente que sabes es que los barcos están subiendo; los comercios cinematográficos moribundos obtuvieron una nueva oportunidad de vida con esta enorme ganancia inesperada de publicidad de los últimos 30 años. Hay todo un complejo industrial basado en premios que recibió un gran impulso.
Todos los conectados a este Aparato de la industria de premios están en la cima de la pirámide del esquema Ponzi, lo que significa que obtienen la suya, pero ¿quién está en la parte inferior? ¿Quién está siendo engañado? El público y todo el resto del ecosistema cinematográfico, eso es quién. Arrancamos el corazón del medio eliminando el significado real y reemplazándolo con dinero en efectivo. Y ahora es un cadáver en descomposición. Y si eres como yo, quieres que el corazón lata fuerte para los audaces y audaces, los que no se impresionan fácilmente o los que realmente se sienten oprimidos, aquellos que tienen algo que decir y de una forma nueva y emocionante. ¡Golpea, corazón rebelde, late! ¿Pero lo hará? No voy a apostar por ese pony. Voy a buscar una raza diferente.
Mientras la sangre bombea, seamos claros: en lo que hemos permitido que se conviertan los Oscar y todas las entregas de premios no son celebraciones del arte y la artesanía, sino competencias infantiles que demuestran cuán profundamente narcisistas se han vuelto nuestra industria y nuestra cultura. Ganar no significa nada, y perder se siente estúpido. Ya no se trata solo de ser visto, reconocido o apreciado, como debería ser, se trata de estar en la cima y obtener más juguetes. Así es como nuestras estrellas más grandes se pierden. En lugar de eso, crezcamos.
¿Ahora lo entiendes? No son los Oscar lo que quiero matar, sino el dinero que gastamos en ellos, la campaña y el hecho general de que ahora posicionamos los Oscar como una competencia, perdiendo de vista lo que realmente debería importar. Todos en este negocio ya son ganadores, cariño. En serio. Llegamos a hacer algo que amamos. Deje de sentir que todavía necesita estar encima de esa pila. Tienes suficiente. No necesitamos la competencia. Comparte el amor en su lugar.
En lugar de tratar de celebrar el cine solo porque hay un gran contrato de transmisión, tal vez sea hora de recuperar la credibilidad. ¿Por cuánto tiempo será significativo ese contrato si el programa no solo es mediocre sino que la audiencia anterior sabe que hay mejores cosas que hacer? Si le damos a la gente algo por lo que preocuparse, volverán a sintonizar, pero ese no es el programa en sí, es nuestro arte, nuestro negocio y cómo lo hacemos. Eso es lo que necesitamos que la gente se preocupe. Las películas alguna vez importaron, y las hemos dejado crecer sin sentido.
Salvar los Oscar no es tan simple como dar un premio a una película popular, o tratar de hacer bromas de alguna manera. Hay que reconocer la causa de la enfermedad, y en vez de amputar unos cuantos miembros porque es más fácil, curarla de una vez por todas. Nuestras películas tienen poca integridad y nuestra industria tiene aún menos. Si queremos asegurarnos de que las películas no se desvanezcan en el olvido, eso es lo primero que debe restaurarse: la integridad de la forma de arte y el negocio. Siempre tome el camino alto (aunque Fountain es mejor en general).
No va a ser fácil, por eso creo que tenemos que ir de golpe y tomar The Cure. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Llévate los Oscar por un año o dos. Será como ser enviado a la cama sin cenar. No lo merecemos actualmente. Perderlo por ahora nos dará a todos algo en lo que pensar cada vez que nuestro estómago haga gorgoteos.
Y luego hagamos un interrogatorio profundo de por qué queremos que los Oscar sean importantes y diseñémoslo para eso. Porque sospecho que no son realmente los premios lo que importa, sino el reconocimiento que se hace del gran arte, en parte comercial, y tenemos la oportunidad de celebrarlo. Las películas no son una competición deportiva. No deberíamos estar perjudicando títulos, clasificándolos para el mundo y hablando cruelmente sobre creaciones que son tan brutales de generar solo porque no están en la lista.
Al igual que sacar dinero de la política, tenemos que sacar dinero de la carrera por los Oscar. De lo contrario, todo es basura. Todo el mundo sabe que el dinero corrompe, ¿verdad? Si podemos ofrecer un campo de juego verdaderamente nivelado, no necesitamos usar dinero para llamar la atención por un buen trabajo entre los miembros que realmente votan por una película. Y ENTONCES volverán a significar algo.
¿Qué pasa con ese paquete? Nuestra industria necesita aprender a ser humilde y modesta. Y lo digo mientras estoy en la tarima virtual pensando que tengo algo que decir que vale la pena; todos necesitamos poner nuestras casas en orden. Y sí, decirles a aquellos que han dedicado su vida a que su imagen o sus palabras o su trabajo se proyecten a escala colosal por todo el mundo, que sean humildes y modestos puede sonar como una tontería. Pero mira dónde estamos parados. Estos son tiempos de consumo y desperdicio que destruyen el mundo, de gran disparidad de ingresos y de tremendos obstáculos para la igualdad de oportunidades. Somos tan privilegiados, es asqueroso. Llegamos a hacer lo que amamos. Hacemos películas. Para nosotros, es bastante impresionante, pero todo sigue siendo solo películas. El glamour de Hollywood puede haber ayudado a atraer la atención, pero ahora hay otros lugares para eso, necesitamos ser artistas y animadores y dejar que el trabajo hable por sí mismo. Y dar las gracias tremendas a aquellos que nos han ayudado y apoyado.
¿Por qué alguien tiene que ser percibido como mejor que otra persona? ¿No es esta forma jerárquica de ver las cosas un vestigio del capitalismo, el colonialismo, el patriarcado y la opresión general? Es una herramienta para subyugar, para acicalar, para adoctrinar. Es la vieja manera. Es un sesgo heredado. Es una inclinación por lo familiar. Es fruta pudriéndose en la vid.
Los premios son una excelente manera de llamar la atención, pero ¿a quién engañamos al pensar que existe una jerarquía real de calidad? Me gusta lo que me gusta y te gusta lo que te gusta; ¿No es eso suficiente? Los gustos cambian con los tiempos. ¿Qué película es la más grande de todos los tiempos? Cualquiera que sea su respuesta, el consenso cambiará cada década. ¿No es lo que realmente necesitamos un mejor método para ayudar en el descubrimiento? ¿En compromiso? ¿No es eso lo que puede hacer la curación? ¿No es esa la mejor parte de una carrera de premios? Los ignorantes se dan cuenta de la generosidad.
Aceptamos las falsedades como verdades. Las usamos para justificar nuestro comportamiento:
- “Vas a tener que hacer campaña”. Así es como se gana, ¿verdad? Qué es eso decir? No es que lo que acabas de hacer importe, pero al igual que cualquier otro concurso de popularidad, dice que tienes que salir, dar la mano y besar a los bebés. Si lo haces bien y ganas el chico de oro, ¿eso demuestra que fuiste el mejor cine, cineasta o actuación? ¿No demuestra eso que eres popular? ¿Realmente todavía necesitamos perseguir eso? ¿No se suponía que íbamos a superar eso para cuando llegáramos a la edad adulta?
- “Vale la pena, porque hay mucho dinero en juego”. ¡¿Por eso debemos hacer las cosas?! Entiendo cómo funcionan los negocios, pero puede ser rentable sin recurrir a técnicas groseras y extralimitadas. Si desviamos parte del flujo de efectivo de los premios para construir una mejor ratonera, una que alimente la anticipación, agrupe la comunidad y amplifique la conversación, los botes subirán aún más. Tenemos que poner dinero en el amor y la diversión. El cine es eso. Necesitamos que los Oscar también lo sean, pero no lo serán hasta que eliminemos la venta del espectáculo.
Y, por supuesto, ganar un premio nunca se trata realmente de la película, la actuación o el trabajo que se ha realizado, sino de lo que sucedió la última vez o la anterior. Si quieres ganar, asegúrate de ser despreciado primero. ¡Aaargh! ¿Cómo podemos volver solo al amor y no al juego?
Toda entrega de premios debe ante todo preservar y fortalecer el cine Atributos únicos. El proceso que conduce a cualquier entrega de premios de este tipo debe asegurarse de que cada película no se sienta como una súplica corrupta y descarada de dinero y atención. Es genial escuchar cómo los artistas hacen su trabajo, por qué lo hacen; eso ayuda a contextualizar la película, pero generalmente a la cuarta o quinta vez que lo hacen, podemos escucharlo en su voz y todo se convierte en un chelín. Sin campañas. Sin premios. Solo celebraciones.
Sin embargo, aquí está el problema, y probablemente ya lo hayas pensado, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS) puede ser uno de los líderes que nuestra industria necesita para preservar y fortalecer el estado del cine en todo el mundo. Quiero decir, ya lo es. La mayor parte de la financiación de AMPAS proviene de los premios Oscar y, como evento, tiene uno de los reconocimientos de nombre más altos que se puedan imaginar en esta tierra nuestra. AMPAS necesita los Oscar para financiarse actualmente, pero ¿realmente tiene que ser así? Si aceptamos que los Oscar tienen que cambiar significativamente, y quizás es más probable que mueran, no solo necesitamos encontrar acciones apropiadas para profundizar el aprecio por el cine, sino que también debemos encontrar nuevas fuentes de ingresos para financiar AMPAS. Nada es fácil nunca, ¿verdad? ¿Pero sabes cómo encontrar respuestas? No empiezas por meter la cabeza en la arena. Sea usted el que esté dispuesto a decir que el emperador está total y absolutamente desnudo. Algunos de nosotros estamos tejiendo ropa nueva.
Espero que mis intenciones aquí sean claras. Me encantan las celebraciones de cine. Me encantan las organizaciones, como AMPAS, que apoyan el cine en las muchas formas profundas en que lo hace. Creo que todos podemos perder fácilmente el enfoque en lo que realmente importa y, a veces, se necesita un pequeño paso excesivo para que volvamos a la normalidad.
Durante su carrera de 35 años, Ted Hope ha producido más de 70 películas, de las cuales 25 fueron nominadas a los premios Oscar con seis victorias. Tres de sus películas han ganado el Gran Premio del Jurado de Sundance. Hope también se desempeñó como codirectora de películas en Amazon Studios. También escribió las memorias, “Hope for Film”. Puedes leer más de él en https://tedhope.substack.com.